El ‘Rey Sol’ Sánchez critica los insultos del 12-O: «No me insultan a mí sino a las instituciones»
Al monarca francés Luis XIV se le suele atribuir la frase «L’État, c’est moi» («El Estado soy yo») con la que plasmó para la eternidad la quintaesencia del absolutismo político. Pero a partir de ahora ese pedestal en la historia de la ciencia política puede que lo pase a ocupar Pedro Sánchez. Al ser preguntado este jueves en La Sexta por los insultos con el que fue recibido en el Día de la Fiesta Nacional, el presidente respondió sin ningún tipo de pudor que «los insultos están fuera de la democracia y que tenemos que respetar a las instituciones». ¿Olvida Sánchez que los pitidos fueron hacia él y no a la institución que representa o el presidente sufre algún trastorno de personalidad que le lleva a creer que el Estado es él?
«A nadie le gusta que le insulten. Los abucheos y los pitidos, pues uno lo lleva con espaldas anchas a estas alturas», dijo con su habitual falsa modestia. Lo que sorprendió fue que pusiera su figura al mismo nivel que los símbolos nacionales al afirmar que «los símbolos nacionales, la bandera y la Constitución son símbolos de todos» y recriminar a Pablo Casado que haya «avalado los insultos a la presidencia de Gobierno». La megalomanía de Sánchez le lleva a confundir, una vez más, las instituciones del Estado con su propia persona.
Sánchez dijo respetar la «libertad de expresión» pero a continuación afirmó que «los insultos están fuera de la democracia en un momento en el que estamos celebrando el día de nuestro país, en el que tenemos que sentirnos orgullosos de pertenecer a esa gran nación que es España».
Abucheos e insultos
Moncloa conocía de antemano el escenario hostil que iba a encontrarse el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante el desfile del 12 de octubre, la Fiesta Nacional. El líder socialista, para minimizar el impacto mediático de la pitada y los abucheos, retrasó 18 minutos su llegada a la zona de autoridades para solaparse al recibimiento al Rey, provocando que los silbidos se entremezclasen con los vítores y aplausos a Felipe VI.
Una oportuna falta de puntualidad que permitió a Sánchez capear relativamente el aluvión de abucheos que le dedica el público en cada 12 de octubre desde que es presidente. La del pasado martes fue su cuarta edición y, como era de esperar, la pitada fue monumental. Moncloa, sin embargo, y teniendo en cuenta recientes abucheos como los que le dedicaron en Córdoba al ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, jugó con los tiempos para generar desconcierto entre el público.